¿Qué debemos tener en consideración al orientar la evaluación sobre y con TIC?

Antes que todo, el Profesor debe manejar con vital importancia el dominio de los conceptos y definiciones de evaluación, para poder ejecutar el proceso de verificación de contenidos.

Para ello se debe manejar un diagnóstico del curso, donde se maneje el contexto en donde se realiza el programa, obteniendo de esta forma los datos relevantes para la evaluación de la información, que son las habilidades y destrezas que poseen los discentes. Estas, deben ser conocidas por el Profesor, de tal forma, que el docente pueda orientar, la planificación curricular de una mejor forma, en mejora del proceso de enseñanza del aprendizaje.

El elemento más importante de una evaluación valida con TIC, son las preguntas de la evaluación. Éstas sirven para enfocar el proceso íntegro de la evaluación, y para determinar el tipo de información a recolectar, de la estrategia para recopilar la información, y de las opciones apropiadas de análisis. La formulación de las preguntas apropiadas de la evaluación es crucial para proporcionar los resultados útiles.

Las preguntas mal construidas o trabajos con uso de TIC mal planteados, inadecuados, o poco realistas conducen a los datos inaplicables que no orientan satisfactoriamente los mecanismos de conducir la evaluación, en post del aprendizaje del discente.

Otra clave, para la orientación es el poseer un estándar de evaluación, donde el Profesor sepa qué es lo que se debe observar, y qué es lo que debe manejar a un nivel cognitivo el discente. Para ello, los profesores de aula, poseen el Mapa K12, cuyo mapa faculta al docente verificar, en base indicadores, los logros de aprendizaje que tiene el estudiante en el uso de las TIC.

Los estándares contribuyen a definir qué tipo de desempeño se aceptará como evidencia que el aprendizaje esperado se ha materializado y reflejan, en términos concretos, el objetivo general de la clase que se debe cumplir.

Orientan a los profesores y estudiantes, sobré qué debe lograrse en los distintos niveles del sistema.

Tradicionalmente, los estándares han puesto énfasis en el conocimiento y las competencias que se estiman necesarias para el futuro éxito de los estudiantes. No obstante, en los recientes debates sobre la educación en el mundo moderno, han sugerido la conveniencia de ampliar este énfasis. En todos los niveles de educación, los estándares deben reflejar, además del conocimiento y las competencias que deber adquirirse, los valores y actitudes que cobrarán creciente importancia en el mundo en que nuestros estudiantes vivirán y trabajarán.

En conclusión, el dominio de las habilidades duras del docente, son de carácter fundamental al dar inicio a la evaluación del proceso de enseñanza con uso de TIC, a través de ciertas funciones que son:

1.- Conocer y saber aplicar una variedad de instrumentos de evaluación.

2.- Conocer el contexto educativo de la cohorte a evaluar. Para ello saber aplicar un buen diagnóstico, que entregue cuáles son las capacidades que poseen los discentes.

3.- Fijar preguntas orientadores, en base al resultado que espera el docente de sus discentes.

4.- Permitir a los estudiantes, que se desea conocer claramente, y qué es lo que se espera que los estudiantes aprendan en la clase con uso de TIC.

5.- Orientarse a través del uso del Mapa K12, cuáles son los indicadores de logro que deben desarrollar los discentes a cierto nivel cognitivo.

6.- Fijar al menos un estándar, que dé calidad a la evaluación, en función coordinadora de las diferentes áreas del sistema educativo, y promover que los variados elementos del sistema educativo, se centren en la misma meta: ayudar a que los alumnos logren los estándares.

7.- Diseñar un instrumento evaluativo, que permita garantizar igualdad de oportunidades a los estudiantes, en base a los logros que esté obtenga. T

“Todos los estudiantes deben contar con las mismas oportunidades de aprender”.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Cómo debería ser la educación del siglo XXI?

Moodle vs Dokeos

Sexting, la arriesgada práctica de poner al descubierto tu intimidad